Con un abstencionismo de más del 55% se realizaron las elecciones intermedias en México. La jornada electoral fue diversa y contradictoria, tuvimos desde la lucha por un boicot abierto en Estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán; el triunfo de un candidato independiente en Nuevo León y distintas expresiones de descontento local como es el avance de Morena en el DF y el retroceso del PRD, partido que gobierna la entidad desde 1997. La característica general de este proceso es que refleja una creciente crítica al régimen y la necesidad del cambio. Contrario a lo que dicen los discursos oficiales, no es el fortalecimiento de la democracia lo que vimos, sino un cuestionamiento mayor a todos los partidos políticos y a las instituciones caducas y corrompidas del Estado.
La batalla de Waterloo fue el último gran evento que marcó el final de ese gran proceso histórico que se inició en 1789 con la Gran Revolución Francesa. Con la derrota de Napoleón, se apagaron los últimos rescoldos parpadeantes de los fuegos encendidos por la Francia revolucionaria. Un período largo y gris se estableció en Europa como una gruesa capa de polvo sofocante. Las fuerzas de la reacción triunfante parecían firmemente al mando.
Con estos 2 significativos titulares, caracterizaban el pasado domingo dos articulistas del periódico El Correo, lo que ha supuesto la jornada de constitución de los nuevos ayuntamientos en todo el país el sábado 13 de junio. En estos actos se ha visualizado el terremoto político que ha supuesto el triunfo de las llamadas Candidaturas de Unidad Popular en las principales ciudades del país.
La semana pasada comenzó en el Instituto Politécnico Nacional la proyección del documental “Ayotzinapa: crónica de un crimen de Estado” del director Xavier Robles y un equipo de más de 40 personas.
El 10 de junio de 1971, el casco de Santo Tomás se vistió de luto, junio se manchó de sangre, de una gran mancha de sangre, a partir de ahí, una cacería en contra de todos se desató y empezaron a desaparecer y a reaparecer muertos, como incidentes y accidentes. Fue El Estado quién organizó esta guerra sucia.
Hace 10 años, Haití se encuentra bajo una sangrienta dictadura militar establecida por la ONU, por imposición de Washington y dirigida por el ejército brasileño. Algunos argumentan que se trata de una "misión de paz" de la ONU. Pero la verdad es otra. Iniciada a partir de un golpe militar en el cual las tropas norteamericanas secuestraron al entonces presidente electo de Haití, Jean Bertrand Aristide, la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas por la Estabilización en Haití) no es más que una ocupación militar represora que impide al pueblo haitiano manifestarse, luchar por mejores condiciones de vida y por cambios, garantizando así el control del imperialismo en la región.
Vivimos en un momento en que el conjunto del Establishment no sólo está corrompido y podrido hasta la médula, sino que es visto como tal por una gran parte de la clase obrera, tanto en Gran Bretaña como en el resto del mundo. Sin embargo, si se le preguntara a una persona común de la calle que definiera algo cercano, y por encima de todo, a la corrupción, el soborno y los chanchullos en general; muchos responderían con una palabra: la FIFA.
La guerra civil en Siria, que empezó hace casi cuatro años, está entrando en una nueva fase. Ante la intensificación de las operaciones de Turquía y Arabia Saudita en el país, Irán ha respondido mediante el despliegue de miles de tropas.