Se cumplen cien años de una trascendental batalla de la Revolución Mexicana conocida como La toma de Zacatecas, llevada a cabo por La División del Norte el 23 de junio de 1914, la cual fue decisiva al dejar el camino abierto para la toma de la Ciudad de México por el Ejército Constitucionalista y para la derrota militar del gobierno golpista de Victoriano Huerta. Pero el triunfo heroico de los cerca de 6 mil hombres que se batieron contra unos 10 mil federales fue, también, una de las primeras batallas de otra guerra civil que había permanecido más o menos latente al interior de las fuerzas constitucionalistas: un enfrentamiento de clase entre los caudillos burgueses y siniestros como era Carranza, en el que se encontraban arribistas pequeñoburgueses como lo era Obregón; y, en contraparte, los intereses populares que clamaban tierra, expropiación a los enemigos de la Revolución y –de forma más diluida– cumplimiento de las demandas proletarias.
Todas las historias tienen un comienzo, pero son pocas las que no tienen final. Esta es una de ellas, de las que tienen un origen, pero no tendrán final.
Cuenta la leyenda que…
“fueron 56 o 60 empleados y obreros de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz los que lanzaron la iniciativa de asociarse para buscar su mejoramiento, y…se reunieron por primera vez el 5 de diciembre de 1914 en la casa del compañero Salvador F. Domenzáin en la 5° Calle de Dr. Lucio, No. 102, depto. 28” (Testimonio de hace 99 años tomado de “Cuaderno de Formación Sindical 1” y publicado por el SME, pág. 47).
El martes 10 de junio, el grupo fundamentalista islámico ISIS capturó Mosul, una de las principales ciudades en el norte de Irak y luego se dirigió al sur hacia Bagdad, capturando varias ciudades importantes en el camino. Cientos de miles de personas ya han huido por temor a sus vidas bajo el dominio de este grupo reaccionario. Este fantasma de la barbarie creciendo en el horizonte, es el resultado directo de las aventuras cínicas del imperialismo estadounidense
La vox populi señala que los siguientes conflictos sociales van hacer provocados por el agua. Y en San Bartolo Ameyalco (lugar donde brota el agua), es el agua, el origen del conflicto. Es decir, es el principal detonante de los enfrentamientos del pasado mes de mayo, en San Bartolo.
Alex Minoru y Gabriel Pinho, Esquerda Marxista de Brasil
Hoy se inaugura la Copa del Mundo en Brasil, pero con un ambiente muy diferente al que normalmente acompaña a este evento, como demuestran claramente los movimientos de protesta y huelgas generalizadas que tienen lugar en el país. Aquí publicamos un artículo de los compañeros de la Esquerda Marxista de Brasil que pone de relieve las enormes contradicciones sociales y de clase que han surgido en torno al torneo
La fábrica Flasko que ha sido ocupada y gestionada bajo control obrero durante once años, necesita su apoyo. Los trabajadores están librando una batalla para que la fábrica sea oficialmente nacionalizada bajo control obrero. Flasko necesita 10.000 firmas antes del 17 de junio para forzar a una audiencia pública en el Senado brasileño para discutir su propuesta de expropiación de la fábrica ocupada. Añada su firma mediante el enlace en éste artículo, para que los compañeros consigan su objetivo.
A los seres humanos nos gusta suponer que lo que nos define como especie está en nuestro cerebro enorme y sofisticado. Es natural quedarse maravillado por un órgano de menos de kilo y medio que contiene cerca de cien mil millones de neuronas, capaz de cobrar consciencia de sí mismo. Pero se trata de un prejuicio idealista que pone la realidad patas arriba. El cerebro no es tanto lo que nos hace humanos sino uno de los resultados de lo que nos hizo humanos. El cerebro es producto del trabajo y aunque es cierto que el desarrollo de este órgano interactuó e impulsó al trabajo en una relación dialéctica, debe verse como una relación en donde el órgano es lo subordinado, el resultado. La prueba de ello está en el hecho de que los primeros homínidos que fabricaron herramientas prelíticas hace más de cuatro millones de años –y podemos asegurarlo porque incluso los chimpancés llegan a elaborarlas en situaciones límite- tenían el cerebro del tamaño de un bonobo. Por lo tanto, primero fue la transformación material y luego vino la evolución de nuestros cerebros. Así, no es verdad lo que dice Juan en La Biblia de que “al principio fue el verbo y el verbo estaba en Dios”, sino al contrario “al principio fue la acción”, la acción creó el cerebro, el cerebro cre el verbo (el lenguaje) y –en uno de sus muchos extravíos- a Dios.