Es inevitable negar que el capitalismo se encuentra en una profunda crisis, síntomas hay por doquier. En primer lugar, las contradicciones en su aparato económico son desde hace 18 meses enormemente críticas; por ejemplo, hace apenas unas décadas se daban golpes de pecho porque el Estado se involucraba demasiado en la economía; hablaban del libre mercado, de la auto regulación del mercado. Ahora piden a gritos que el Estado, no sólo meta las narices en la economía sino que meta las manos al fuego para su rescate, rescate que por cierto ha sido bastante caro, y para muestra hay que preguntarle a los trabajadores estadounidenses, pues el gobierno de aquel país, les sirvió con la cuchara grande a Ford, Chevrolet y Chrysler, sólo por mencionar a la industria automotriz.
Trotsky señaló que una de las tareas más difíciles para los marxistas a la hora de hacer análisis es contestar a la pregunta ¿Por qué fase estamos pasando? El ciclo de boom y recesión es la constante a lo largo de los 200 años de vida del sistema capitalista. No existe la crisis final del capitalismo, este sistema es capaz de salir incluso de la crisis más profunda, siempre será capas de salir hasta que no lo hayamos derribado. La pregunta es cómo y a qué costo van a salir de la actual crisis. Trotsky dijo que la relación entre le ciclo económico y la toma de conciencia no es un proceso automático, la situación tiene que evaluarse concretamente.
Por la construcción de una alternativa marxista de masas en el continente americano
Desde tiempos de la colonia, el continente americano ha sido objeto de explotación, de vejación, de represión. Recursos naturales, mano de obra y tierra, han dejado millonarios beneficios a la clase dominante, primero feudal y burguesa después. Muerte, enfermedad, destrucción, desempleo, desnutrición, analfabetismo, en resumen, atraso en general y desarrollo desigual y combinado para el conjunto de la sociedad de América, este es el panorama de nuestro continente, que con una superficie de 42 millones 437 mil 680 km², es la segunda masa de tierra más grande del planeta, cubriendo el 8,3% de la superficie total del mundo, el 30,2% de la tierra emergida, y además, concentra cerca del 12% de la población humana, con alrededor de 720 millones de seres humanos.
Besos, abrazos, sonrisas, euforia, efusivos apretones de manos, y más sonrisas, es lo que hemos visto una y otra vez en la televisión y diarios del mundo.
Este "festival afectivo" se dio en el marco de una nueva "Cumbre de las Américas" realizada los días 17, 18 y 19 de abril en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, donde se reunieron los Jefes de Estado de 34 países del continente (menos Cuba, expulsada de la Organización de Estados Americanos en 1962.
La efervescencia revolucionaria que vive América Latina pone a la orden del día la necesidad de una alternativa socialista e internacionalista para terminar con la opresión imperialista y capitalista. Pero en nuestro continente también existe una fuerte tradición nacionalista en la izquierda, que reapareció hace unos años bajo la denominación "nacional y popular".
El año pasado será recordado en Cuba. En 2008 tres huracanes asolaron la isla entre agosto y noviembre, causando a su paso un auténtico desastre nacional. Siete muertos, 70.000 casas destruidas, otro medio millón de viviendas afectadas, miles de hectáreas de cultivos arrasadas e importantes daños en las infraestructuras de comunicación y transporte. El gobierno cubano cifra las pérdidas en un total de 10.000 millones de dólares (casi ocho millones de euros).
Carlos Lage y Felipe Pérez Roque fueron destituidos de todos sus cargos dentro del gobierno cubano el día 3 de marzo. En esa fecha se especulaba al respecto de una probable acción de Raúl Castro para aislar aún más a Fidel, ya que era conocido que tanto Lage como Pérez Roque habían sido promovidos desde la dirección de las Juventudes Comunistas a cargos de dirección del Estado con el patrocinio de Fidel. Lage, principal responsable económico durante los últimos 20 años y Pérez Roque, responsable de relaciones exteriores hace casi 10 años.
Después de que se reconoció que la crisis iba tener efectos en cualquier parte del mundo; después de los rescates multimillonarios en EEUU; después de que infinidad de gobiernos del mundo empezaron a repartir dinero a los banqueros y empresarios para que no quebraran; después de las supuestas reuniones entre capitalistas, para que no se extendiera la crisis; después de las supuestas medidas a favor del empleo y los salarios, hoy nuevamente vemos que los costos de la crisis han recaído sobre los hombros de millones y millones de trabajadores en todo el mundo, aumentando los precios de productos básicos, elevando los precios de la gasolina y el gas, despidiendo masivamente y, como ya es su costumbre, reduciendo los salarios de los trabajadores, es decir, reducir todavía más el nivel de vida de los trabajadores a escala mundial.